El día de su cumpleaños, Jason recibe muchos regalos de sus seis
compañeros de equipo, aunque, si fuera por él
¡los cambiaría todos por
meter un gol alguna vez! Jason tiene tantas ganas de marcar que practica
el tiro a puerta incluso en el salón de su casa
y acaba rompiendo el
jarrón preferido de su madre.Jason esconde los trocitos y hace como si
no hubiera pasado nada, pero no puede dejar de pensar en lo ocurrido y
no se concentra en los entrenamientos.¿Debe decir la verdad, aunque eso
le suponga quedarse sin jugar al fútbol?
Este cuento nos interesó mucho, entendiámos todos como se sentía Jason, a cualquiera de nosotros nos podría pasar, romper algo, tener miedo al castigo... Además de gustarnos mucho aprendimos dos cosas: que con esfuerzo se puede lograr mejorar y que decir la verdad tiene más ventajas que inconvenientes.
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